martes, 18 de octubre de 2016

UNA BALA

Tendemos a subestimar las pequeñas cosas.

Siempre creemos que la felicidad está en las cosas descomunales. En las cosas ostentosas, épicas. Somos unos megalómanos, ande o no ande, caballo grande.

Y no nos damos cuenta de que hay cosas pequeñas, casi insignificantes que pueden cambiar el curso de la historia de la humanidad, no hablemos ya del de nuestras propias vidas. Cosas nimias que en un momento dado pueden hundirte o salvarte la vida. Una gota de agua dulce en mitad del mar para un náufrago sediento. Insignificante en mitad de la inmensidad, pero imprescindible en el momento.

Imaginad la cantidad de armamento que se gastó, por ejemplo, en la segunda guerra mundial. Toneladas de metralla, de maquinaria bélica, cargamentos de munición, kilos y kilos de metal con un único objetivo: destruir al enemigo, declararse vencedor. Pero entre tanto maremágnum de explosiones, en mitad de esa orgía de disparos, de muertes, de bombardeos y destrucción, pasamos por alto el valor de algo mínimo, algo que podía haber evitado todo lo demás. ¿Os imagináis una única bala dirigida con precisión a la cabeza de Hitler? Una sola bala. Una única bala dentro de los millones de ellas que fueron disparadas en toda la guerra. Y habría supuesto el final.

A veces, esa bala la tenemos en la recámara y no somos conscientes de ello. Esa bala puede ser un beso, un abrazo o una buena palabra a tiempo. A veces es una pequeña decisión aparentemente intrascendente pero que puede cambiar el curso de los acontecimientos. A veces es un leve gesto. A veces es un silencio. A veces, ni somos conscientes siquiera de haberla disparado, pero ahí está. La bala que puede empezar o acabar un conflicto. La bala que da y quita vidas.

No dejéis que vuestra bala se oxide en la recámara. Esa bala puede ser lo que cambie la historia. Pensad, examinad y descubrid cuál es la bala que tenéis que disparar en cada momento.

Porque a veces un único disparo puede cambiarlo todo.

3 comentarios:

  1. La bala por eso también te puede cambiar la vida pero para mal... así que luego tienes que rellenar el cargador y empezar de nuevo una guerra.

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  2. Por eso hay que saber elegir la bala. La precisa. La que dé la victoria. La que te haga ganar.

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  3. Creo que todos tenemos en el cargador una bala que es la precisa, la bala ganadora. El truco no es saber cuál es entre todas, sino saber cuando dispararla.

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