sábado, 3 de septiembre de 2016

MANUALIDADES

Hay una subespecie humana que últimamente me tiene preocupado, y que además se deja ver bastante por las redes sociales.

He estado observándoos. He estado observando las fotos que subís a Facebook, Twitter e Instagram. He estado analizando todo ello y he visto cosas que no alcanzo a comprender. Cosas que carecen de explicación lógica. Pero, como ya dijera Jack el destripador, vayamos por partes.

Comprendo que la gente tiene mucho tiempo libre y que cada cual puede emplearlo como quiera. Y no, esta vez no voy a meterme con los "runners" (que oye, si queréis correr sin tener prisa y sin que nadie os persiga, me parece respetable, aunque no lo comparta) ni con los youtubers (aunque conozco formas menos humillantes de dar pie a vuestra creatividad).

Y no quiero culparos a vosotros. Quiero creer que alguien os ha hecho creer que lo que hacéis, mola. Que se os da bien. Quiero creer que hay algún hijo de su santísima madre que, con el único afán de partirse el ojete a costa vuestra, ha promovido y alentado vuestro hobby. Porque otra explicación no me cabe.

Hablo de esa gente que hace manualidades. Sí, amigos, manualidades como las que hacíamos en 4º de E.G.B. o incluso antes. Cuadros con macarrones. Collarcitos con piedrecitas de la playa. Macetas usando el culo de una botella de agua mineral de dos litros (o de litro y medio, si la planta que van a contener es más pequeña). Lámparas con vasos de plástico pegados entre sí. Montones de mierda que ni siquiera un enfermo de síndrome de Diógenes acumularía en su casa. O, como los llamaba Buenafuente, "pongos" (porque la pregunta inmediatamente posterior a recibir un regalo de ese tipo es "¿Esto dónde lo pongo"?).

Y no hablo de la gente que hace bricolaje, que he visto trabajos que harían palidecer de envidia al barbas de "Bricomanía", no. Hablo de la gente que sube una foto de su último "trabajo" y no sabes a ciencia cierta si la foto es de algo que han hecho ellos, o sus hijos de 4 años. Me los imagino dándole al botón de "Publicar foto" con una cara de satisfacción que parece que acaben de terminar de restaurar la Capilla Sixtina. Henchidos de gozo. Satisfechos. Y nosotros, el resto de mortales sin taras mentales ni actitud de cinco años pensamos ("Pero... PERO. ¿QUÉ MIERDA ES ESA? ¿De verdad se cree que vale la pena compartir ESO?")

Y lo peor no es esa autosatisfacción del que publica la foto, que al fin y al cabo es un engañado más. Lo peor es la gente que comenta ese post con frases del tipo: "Hala, qué chulo te ha quedado" o "Me tienes que decir cómo se hace, que yo también quiero hacerlo", donde realmente quieren decir "¿Qué es? No, en serio, ¿QUÉ COÑO ES?" o "Te tengo que pasar el número de un terapeuta que cura las regresiones a la infancia".

Sé que el convenio social obliga a no reírse de cosas que a otros les ha costado un esfuerzo, pero por favor, no lo alentéis. Simplemente ignoradlo. Por el bien de todos.

Y si os regalan algo de ese tipo, simplemente poned vuestra mejor cara, y buscad el punto de reciclaje más cercano.

Ayúdanos. Ayúdales.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias :)
      Echa un ojo a las entradas anteriores. Hay algunas bastante dignas.
      Otras son cutronas.

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