martes, 9 de agosto de 2016

GUÍA DE SUPERVIVENCIA PARA NO-BILBAINOS EN ASTE NAGUSIA.

Estamos llegando a  mediados de agosto y se aproxima una fecha ineludible para los amantes de las grandes fiestas: La ASTE NAGUSIA (Semana Grande) de Bilbao.
Muchos la habréis visitado ya en alguna ocasión, pero para los neófitos, y aquellos que hayáis cumplido hace poco la mayoría de edad, y por tanto, vaya a ser la primera vez que asistáis a la madre de todas las fiestas populares de España, os dejo aquí un pequeño manual de supervivencia para que, una vez acabado el gran despiporre, podáis volver enteros (o casi) a vuestros respectivos lugares de origen.

1) NO INTENTÉIS BAJO NINGÚN CONCEPTO SEGUIR EL RITMO DE UN BILBAINO.
Los vascos están locos y son peligrosos. Comen mucho, beben más, y, llegadas las fiestas de Bilbao, apenas duermen. Tratar de beber copas a la misma velocidad que ellos puede desembocar en un irreversible coma etílico. Tratar de comer lo que ellos llaman "un pequeño refrigerio" te puede dejar con el estómago destrozado para el resto de las fiestas. Haced como los ciclistas: coged un ritmo en el que vayáis cómodos, y, por mucho que ellos aumenten el ritmo, vosotros poco a poco, aguantad vuestra cadencia para no desfondaros.

2) EN ASTE NAGUSIA NO SE DUERME, SOLO SE COMO Y SE BEBE:
El horario oficial de los bilbainos durante estos días de jolgorio y algarabía es el siguiente: A las 12 del mediodía, empieza la ronda de txikiteo (ir de vinitos y pintxos por los bares). A la una y media, el marianito (también conocido como "vermú" en otras regiones de España). A las dos y media, comida. Txuletones regados con sidra y vino de Rioja. A las cuatro de la tarde, la partida de mus, con sus respectivas copas de patxarán o coñac, a gusto del consumidor. A las siete, con la partida recién acabada, vuelta a la ronda de txikiteo y zuritos (cervezas en vaso de vino, para contemporizar). A las nueve y media, cena. Otra frugal comidita de la que muchos saldréis empachados. A las 11 de la noche, fuegos artificiales. Todo el mundo a la calle a ver los fuegos, con la correspondiente litrada de kalimotxo fresquito. A las 12 y media, concierto, y más litros. A las dos, copas y copas. A las cuatro, bocata de lomo con pimientos de la txosna (como las casetas del resto de España, pero en tamaño XXL). Luego, copas y copas hasta las 7 de la mañana en la que se desayuna chocolate con txurros o café y pintxo de tortilla (muy recomendables los del Bar "La Tortilla", junto a la plaza del Ayuntamiento), y después, vuelta a empezar el ciclo.

3) MARIJAIA:
La santa madre patrona de las fiestas. Para los no duchos en estos temas, es un muñeco de una señora con los brazos levantados que iréis divisando en diferentes puntos de la geografía bilbaina a lo largo de las fiestas. No temáis, no muerde. Y veneradla como si fuera vuestra santísima madre, pues cualquier intento de barbarie contra ella (incluso la más leve falta de respeto) puede ser castigado con un linchamiento masivo por parte de toda la población de la ilustre y noble villa de Bilbao (y son muchos, oiga).

4) LA MISTELA Y EL ZURRACAPOTE NO SUBEN, APENAS TIENEN ALCOHOL:
¡¡¡MENTIRA!!! Huid de ellos como del mismísimo demonio. Son bebidas dulces que, fresquitas, entran muy bien y acompañan y visten perfectamente a cualquier pintxo pero, ¡ojo!, cuando queráis daros cuenta llevaréis un pedo de los que hacen época. Desconfiad de los comentarios envalentonados de la población local (recordad, ellos son vascos y vosotros no. Ellos carecen de hígado).

5) EL BOCATA "ESPECIAL" DE LAS TXOSNAS ENTRA DE PUTA MADRE:
Esa vianda conocida como "bokata especial", normalmente se compone de lomo, queso, pimientos, cebolla y, en ocasiones, de muchas más cosas. Aparte de tener la medida aproximada del antebrazo izquierdo de Rafa Nadal. Recuerda siempre que el estómago de los vascos está hecho del acero con el que se montan los barcos. Si eres de cualquier otra región, y con el cuerpo lleno de alcohol, probablemente te siente como comerte un saco de mármol de Macael.

6) ESTA NOCHE SALIMOS DE TRANKI QUE QUEDA TODAVÍA MUCHA ASTE NAGUSIA:
No caigáis en esta trampa mortal. Si bien la afirmación de que todavía quedan muchas fiestas es cierta, el concepto "salir de tranki" de un vasco difiere absolutamente del tuyo. "Un par de cervecitas y pa' casa" no es algo que un vasco pueda entender, para ellos "salir de tranki" es reducir de 25 a 15 los litros de alcohol ingeridos en una noche. Desconfiad. Siempre.

7) NUNCA USES LA FRASE "NO HAY HUEVOS" CON UN VASCO:
A menos que quieras que suceda lo que siga a la frase, pero recuerda: cuidado con lo que deseas, no sea que se cumpla. Además, el bilbaino siempre hará lo que vaya implícito en esa frase, pero tendrá su contrapartida. Puede que utilice después la misma estrategia contra ti, y caso de que tú no seas capaz de estar a la altura, serás tildado de nenaza por el resto de tu vida (y tus futuras reencarnaciones).

8) DI NO A LAS CHANCLAS:
Sé que es verano, que es más cómodo y más fresco ir en chanclas, pero la cantidad de dedos amputados y aplastados aumenta exponencialmente cada año en los turistas que osan adentrarse en la noche bilbaina. Recuerda que la población de Bilbao se multiplica por 5 o por 6 en estas fechas y que las calles se quedan pequeñas para acoger a tanta gente. Si quieres acercarte al menos una vez en toda la noche a una txosna a pedir algo de beber, y quieres volver con todos tus dedos de los pies, evita las chanclas por encima de todas las cosas.

9) NUNCA JAMÁS TE SIENTES EN EL SUELO:
No hay váter para tanta gente, y, por regla general, durante la Aste Nagusia, la ría, las esquinas, entre dos coches, los containers, ese trozo de césped, ese banco, la puerta del cajero (y que se joda el puto banco), el pórtico de la iglesia (y que se jodan los curas) son improvisados urinarios. Cualquier lugar que puedas imaginar es susceptible de haber sido utilizado como improvisado retrete, así que vigila donde descansas tus posaderas.

Y 10) SAL DE CASA CON LO IMPRESCINDIBLE:
Es probable que acabes más borracho que las ratas o atrapado en una aglomeración de gente. Lleva encima lo justo y necesario, es decir, aquellas cosas que, llegado el momento, podrías esconder en algún recoveco entre tu cuerpo y tus ropas. Todo lo demás, lo perderás o será robado por los amigos de lo ajeno. Aunque salgas incluso sin dinero, siempre encontrarás a alguien que comparta contigo su katxi (vaso de litro) de kalimotxo o que te invite a una copa. (Eso sí, no lo utilices como recurso habitual, que los vascos son generosos pero odian a los gorrones).

Si cumples a rajatabla este decálogo, tal vez consigas sobrevivir a los 9 días del año en los que Bilbao se convierte en la más peligrosa de las junglas y logres llegar de vuelta a tu pueblo/ciudad más o menos en las mismas condiciones en las que viniste.

Pero tampoco puedo garantizártelo.

Eso sí, te aseguro que vale la pena. Vivirás algo irrepetible, una de esas cosas que, al menos, una vez en la vida has de vivir, para poder contárselo a tus nietos.

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